Discapacidad y actividad física - III
A seguir se mencionan ejemplos de la influencia de la a actividad física regular sobre algunas condiciones generadoras de discapacidades, especialmente en personas de edad avanzada:
· La utilización de actividad física controlada en la rehabilitación cardíaca aumenta de forma segura la capacidad aeróbica, la fuerza muscular y la resistencia de las personas con problemas coronarios.
· Las miopatias provocan un impacto adverso en la movilidad, en las actividades cotidianas y en la capacidad cardio-respiratoria, con consecuente disminución de la calidad de vida. La literatura médica registra un gran número de estudios que describen la utilidad de la rehabilitación física en el mantenimiento de la función muscular en pacientes con distrofia.
· La revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorios muestra evidencia de los efectos benéficos de las terapias por ejercicios físicos en pacientes con osteoartritis de la cadera y de las rodillas.
· Estudios realizados en adulto de 40 años o más muestran que los participantes con buenas condiciones físicas presentaban menos limitaciones funcionales que los participantes con menor acondicionamiento. Estos datos apoyan la hipótesis de que la actividad física ejerce un efecto protector sobre las limitaciones funcionales en adultos mayores y de edad media, tanto hombres cuanto mujeres.
· Ejercicios aeróbicos regulares y entrenamiento con pesas producen beneficios físicos y psicológicos en personas con enfermedades de los pulmones, de los músculos respiratorios y de la pared torácica (tales como asma, fibrose cística y enfermedades neuro -musculares).
· Los beneficios psicológicos atribuibles a la participación en deportes también son importantes. Se mencionan especialmente el aumento de la sensación de bien estar y de la autoestima y una adaptación emocional más fácil a las limitaciones circunstanciales provocadas por las discapacidades.
Discapacidad y actividad física - II
Sin el mantenimiento de la fuerza y resistencia muscular estará comprometida la capacidad de levantar y dislocar pesas, elevarse de las sillas y desarrollar las tareas hogareñas diarias. Además, hay restricciones a la actividad física que son provocadas directamente por condiciones patológicas. Como ejemplo están las enfermedades respiratorias, articulares y neuro-musculares. Otras restricciones a las actividades físicas diarias son indirectas, como las provocadas por la disminución de la capacidad sensorial o mental.
Afortunadamente, las investigaciones apuntan al hecho de que un aumento de actividad física podría ser de mucha utilidad, preservando o incluso aumentando la capacidad de ejecutar trabajos físicos. Una fuerza muscular incrementada puede aumentar la confianza y la destreza con que las personas con capacidad limitada puedan moverse en sus entornos, subiendo escaleras, desplazándose por distancias considerables, utilizando transporte público y muchas otras actividades.
Algunos estudios muestran que el ausentismo es menor entre personas discapacitadas que se mantienen físicamente activas que entre los discapacitados sedentarios. La actividad física puede inclusive llevar a una mejoría de la capacidad motora en personas con limitaciones intelectuales.
Discapacida y actividad física - I
Existe una asociación entre discapacidad y edad. Se estima que más del 60% de los discapacitados tienen 60 años o más. Como consecuencia, las discapacidades constituyen un problema creciente de salud publica, debido al aumento proporcional de ciudadanos de edad avanzada con relación a la población general. Entre los adultos mayores, como regla general, las personas discapacitadas tienen menor actividad física y esto conlleva a un mayor deterioro físico; con esto se genera un circulo vicioso.
Un logro muy importante seria conseguir que los adultos mayores de edad muy avanzada pudieran tomar el control sobre la última etapa de sus vidas y hacer con que esta etapa sea plenamente satisfactoria. Para esto, es fundamental prevenir el deterioro muscular. La masa muscular y el número, activación y sincronización de las unidades motoras tienen una alta correlación con la fuerza. La concentración de mitocondrias se relaciona con la capacidad de resistencia, tanto en jóvenes cuanto en viejos. Tanto las proteínas musculares cuanto las mitocondriales disminuyen con la edad en los individuos sedentarios. La disminución de la fuerza consecuente con la perdida de masa muscular y la menor resistencia debido a una menor concentración de mitocondrias son fenómenos percibidos con más intensidad por las personas después de los 50 años.
La salud mental y el ejercicio físico - final
No se ha demostrado que exista alguna forma específica de ejercicio superior a las otras, en el manejo de la mayoría de las condiciones mentales. Tanto las actividades aeróbicas como las no aeróbicas (estiramiento y pesas, por ejemplo) son efectivas. Lo que importa es elegir una actividad física que sea placentera, además de conveniente, y practicarla regularmente en forma moderada. El programa de más fácil ejecución, por su disponibilidad, es caminar durante 30-40 minutos, tres a cinco veces por semana. Una vez que se halla logrado un buen nivel de forma física, conviene agregar sesiones de estiramiento y pesas, una a tres veces por semana.
A pesar de las dificultades metodológicas asociadas a los ensayos aleatorios controlados de intervenciones psico-sociales, las futuras investigaciones deben examinar los individuos y los problemas que sean susceptibles de beneficiarse con la actividad física. Es muy importante que estos ensayos incorporen el examen de la aceptabilidad de las prácticas físicas y sus costos económicos.
La salud mental y el ejercicio físico - III
Hasta el presente, la investigación científica no ha probado que el ejercicio físico regular sea una cura para la depresión. De ninguna forma se debe entender que la actividad física, practicada de forma regular, pueda reemplazar los tratamientos (medicamentosos o psicoterapéuticos) recomendados por los profesionales. Sin embargo cada vez hay más indicaciones de su valor como tratamiento adjunto. Algunos estudios han demostrado que la combinación de ejercicios y psicoterapia es más efectiva para el tratamiento del disturbio depresivos que la psicoterapia sola. En el caso de la depresión, una de las complicaciones es la formación de un círculo vicioso entre depresión, menos energía, menos actividad, disminución adicional de energía, más depresión, y así sucesivamente. Las personas que sufren de depresión experimentan fatiga, falta de energía y dificultad en encontrar motivación. Una forma de romper el ciclo es forzar el inicio de una actividad física muy moderada, como caminar en el aire libre y bajo la luz solar. En algunos días la situación empieza a revertirse. La clave es empezar lentamente y ser paciente con uno mismo.
La salud mental y el ejercicio físico - II
Muchos profesionales de la salud hacen la hipótesis de que los beneficios emocionales atribuidos al ejercicio sean el resultado psicológico de la experiencia misma de intentar ponerse en buenas condiciones físicas. En otras palabras, seria más beneficioso emocionalmente, creerse en buenas condiciones físicas que realmente estarlo. Las pruebas científicas definitivas de una asociación causal son dificiles de obtener debido a dificultades en conducir estudios aleatorios con diseño riguroso. Sin embargo, se acumulan las evidencias en favor de un efecivo beneficio mental resultante directamente de la práctica regular de actividades físicas.
Varias hipótesis biológicas y psicológicas se proponen explicar la asociación entre actividad física y salud mental sin que todavia se pueda formular un modelo teórico integrado. El ejerício eleva la producción de endorfinas. Estas sustancias son opiáceos endógenos que simulan los efectos de la morfina y son las responsables por la sensación de placer asociada a algunos momentos del ejercicio. También se eleva el nivel de producción de sustancias químicas antidepresivas como la dopamina, la serotonina y la norepinefrina. Además, el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo intracraneano, lo que resulta en mayor aporte de oxígeno a las células del cerebro.
La salud mental y el ejercicio físico - I
En el campo de la salud mental la actividad física ofrece una práctica médica alternativa o adicional con muchos benefícios, logrados a un bajo costo y con complicaciones adversas de pequeña magnitud.
Hay evidencias de que la práctica regular de actividad física, incluyendo ejercícios o deportes, tiene variadas consecuencias psicológicas, muchas de las cuales de importancia médica. Entre los eventos cognitivos, de comportamiento y de percepción asociados a la actividad física, se destacan: la reducción subjetiva de la ansiedad, una mejora sintomática de la depresión moderada, una reducción de la tensión somática, mejoria del manejo de comportamientos asociados a las enfermedades de las coronarias, la acción benéfica como tratamiento auxiliar del alcoholismo y abuso de sustancias tóxicas, un buen manejo de las respuestas endócrinas al estrés mental, una mejoria de la autopercepción y otras más.
Actividad física y envejecimiento - final
Además de actividades aeróbicas y del desarrollo de fuerza muscular, los adultos mayores deben realizar ejercicios dirigidos a aumentar la flexibilidad y el equilibrio. Con ellos, es posible prevenir en gran medida varios tipos de lesiones y fracturas ocasionadas por las caídas. Hay que tener siempre en consideración que el objetivo último del ejercicio es mejorar la calidad de vida. Los programas más exitosos para los adultos mayores son los que no tienen costo elevado, minimizan el riego de lesiones, son divertidos y aumentan la socialización de los participantes. Igualmente importante es tener aprobación médica e orientación de entrenadores con experiencia en trabajo con la tercera edad.
Actividad física y envejecimiento - II
Hombres y mujeres pueden beneficiarse de la practica regular de actividades físicas. Esto puede ser logrado de dos formas: a través de largas sesiones de actividades moderadas (como caminatas) o en sesiones cortas de actividades más intensas, como trotar o subir escaleras. Estas actividades mejoran las condiciones cardiorespiratorias de sus practicantes.
Otra actividad importante es el fortalecimiento muscular. La investigación indica que la perdida de movilidad que afecta a los adultos mayores se debe menos a la capacidad aeróbica decreciente que a la perdida de masa muscular. A partir de los cuarenta años se verifica un proceso acentuado de perdida de fibras musculares y de neuronas motoras. Sin embargo, el entrenamiento con pesas o aparatos puede mantener o aumentar la masa muscular inclusive de personas con más de noventa años.
Actividad física y envejecimiento - I
Con el aumento de la edad se verifican una serie de disminuciones en la capacidad funcional de los seres humanos. La frecuencia cardíaca máxima disminuye en un promedio de 10 latidos por minuto por década; el volumen máxino de ejección cardiaca se reduce en un 20-30% a los 65 años; el volumen respiratorio residual disminuye en un 30-50% a los 70; la capacidad vital pulmonar baja un 40-50% a la edad de 70, la velocidad de conducción nerviosa cae en 1-15% a los 60 años; la propriocepción y el eliquilibrio disminuyen un 30-40% a los 60; a partir de los 55 años se registra una perdida de tejido óseo de 3-5% al año; la fuerza muscular está reducida en un 20% a los 65 años y la captación máxima de oxígeno baja en un 9% por década.
Sin embargo, el conocimiento científico actual indica qu estos problemas no son inherentes al envejecimiento, sino más bien derivados de condiciones susceptibles de modificación. La inactividad física (el sedentarismo), además de contribuir al desarrollo de enfermedad coronaria , hipertensión, cáncer de colon y diabetes, provoca una progresiva pérdida de masa muscular y de la fuerza física. Como consecuencia, se registran perdida de movilidad, dificultad de caminar, problemas de postura, caídas y fracturas. Son situaciones que comprometen la calidad de vida de los adultos mayores. Se ha demostrado que la inactividad aumenta con la edad, estimandose que a los 75 años, en los países desarrollados, un tercio de los hombres y la mitad de las mujeres son completamente sedentarios.