Discapacidad y actividad física - II
Sin el mantenimiento de la fuerza y resistencia muscular estará comprometida la capacidad de levantar y dislocar pesas, elevarse de las sillas y desarrollar las tareas hogareñas diarias. Además, hay restricciones a la actividad física que son provocadas directamente por condiciones patológicas. Como ejemplo están las enfermedades respiratorias, articulares y neuro-musculares. Otras restricciones a las actividades físicas diarias son indirectas, como las provocadas por la disminución de la capacidad sensorial o mental.Afortunadamente, las investigaciones apuntan al hecho de que un aumento de actividad física podría ser de mucha utilidad, preservando o incluso aumentando la capacidad de ejecutar trabajos físicos. Una fuerza muscular incrementada puede aumentar la confianza y la destreza con que las personas con capacidad limitada puedan moverse en sus entornos, subiendo escaleras, desplazándose por distancias considerables, utilizando transporte público y muchas otras actividades.
Algunos estudios muestran que el ausentismo es menor entre personas discapacitadas que se mantienen físicamente activas que entre los discapacitados sedentarios. La actividad física puede inclusive llevar a una mejoría de la capacidad motora en personas con limitaciones intelectuales.
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